Cuento esta historia porque me divierte mucho reírme de mí misma, nomás.
Iba yo viajando tranquilamente en tren hacia el sur, cuando, como corresponde, me da hambre. Por supuesto, había llegado corriendo a la estación, sin tiempo para comprar nada, así que me resigné a dirigirme hacia el vagón-cafetería, donde cada producto cuesta tres veces su precio de mercado. Pero cuando llego, descubro que la fila era demasiado larga, y yo estaba dispuesta a pagar un dineral por una barra de chocolate, pero no a esperar media hora parada por obtenerla. Decidí ir al baño en ese vagón, y después volver al mío. Al rato, cómoda en mi asiento mientras dormitaba, oigo un comunicado del conductor “Estimados pasajeros, su atención por favor. Alguien olvidó su celular en el baño del vagón-cafetería. Por favor, que el dueño se presente ante el controlador para recuperarlo”. Mis ojos se abrieron inmediatamente y salté de mi asiento como impulsada por un resorte, porque sabía que era mi celular. Sólo que al pararme tan repentinamente, quedó claro para todos que era yo la pelotuda que andaba dejando sus pertenencias en el baño. Y lo quise disimular, haciendo de cuenta que me paraba para recuperar mi bufanda y mi campera. Me las puse, e hice un poco de tiempo, y después sí, me encaminé hacia el vagón del controlador, quien me preguntó de qué marca era mi celular, para asegurarse que no mentía. Por supuesto, me había olvidado de la marca, o quizá nunca la supe siquiera… Entonces intenté describirlo… “Es negro, con pantalla,…” ¡Yo qué sé cómo describir un celular! Creo que me lo devolvió por piedad nomás…
jaajajjajaja
ResponderEliminarmuyyy chistoso. de todas fromas creo q yo se q es un lg o samsung... entre esos esta.
me cague de risa mal...
pancha!!!
lov ya!