martes, 10 de agosto de 2010

No te olvides...

A mí mi madre me manda un mail, pongamos por ejemplo, que diciendo que no me olvide de llamar a tal persona porque es su cumpleaños. Yo, en cuanto leo el mail, llamo a tal persona, le mando un mensaje de texto a mi madre avisándole que se quede tranquila que ya la llamé, me digo que mi madre quizá no va a ver el mensaje de texto, entonces le contesto el mail, me digo que quizá no leerá el mail, entonces si veo a mi hermana en skype le digo que le avise ella, me digo que quizá mi hermana se olvidará, entonces la llamo al celular, al que no atiende, y le dejo un mensaje de voz.
Al rato, recibo un mensaje de texto de mi madre, diciendo: “¿Recibiste mi mail? No te olvides de llamarla, eh…”

lunes, 9 de agosto de 2010

Luxemburgo

Una cosa que me encanta de Pelaya, es que si yo me despierto un día y le digo “Vámonos a Luxemburgo en el próximo tren” ella me dice que sí…
Y si cuando llegamos a la ciudad de Luxemburgo, tras recorrer todos los museos, monumentos, instituciones internacionales, construcciones históricas y castillos de interés, descubrimos que casualmente la tumba de Patton está en el cementerio americano de Luxemburgo, ella se da cuenta exactamente por lo que la voy a hacer pasar.
Claro está que para nosotras, ver el mármol que indica dónde descansa el General desde hace tantos años, no es de gran interés, pero el hecho de poder mandarle una foto de eso a nuestro primito, para mí es impagable.
Y lo que a mi me gusta de Pelaya, es que por más que en la oficina de turismo nos digan que en pleno invierno no hay transporte para llegar hasta el cementerio porque la nieve tapa las calles, que los ómnibus dejan de circular, que los horarios de invierno del cementerio no los conoce nadie porque no son publicados, que el cementerio está muy alejado y es imposible llegar a pie, sobre todo porque habría que caminar al borde de la autopista y pegadito al acantilado, con varios grados bajo cero, lloviznando, y con nieve hasta los tobillos, si yo digo que quiero probar hacer el camino a pie, ella me sigue.
Y si a la vuelta, en el tren, nos tenemos que sacar las medias y los championes, porque ambos están ensopados por la nieve que se iba derritiendo, para descubrir nuestros pies morados, y si se nos acaban los pañuelos descartables a fuerza de sonarnos y sonarnos, y si tenemos los ojos llorosos de la helada y la nariz roja de payaso, ella sigue siguiédome…
Y es incluso capaz de contarle al mundo lo lindo que es Luxemburgo.

jueves, 5 de agosto de 2010

Mejor quedáte tranquilito…

Una cosa que odio es la gente que no tiene nada que hacer.
La gente que no tiene nada que hacer, se aburre, e intenta inventar cosas que hacer, y esas cosas que inventa, no me preguntes por qué, pero siempre, siempre, terminan perturbándole la paz a uno…