El otro día, en el ómnibus, vi subir a una niñera con un cochecito y un bebé, de esos risueños, cachetones y amorosos. Supongo que sería la niñera, y no la hermana o la madre o lo que fuera, porque el niño tenía rasgos occidentales, era rubión y de ojos claros, y la chica tenía rasgos asiáticos, era bastante joven, y su actitud general indicaba que la única razón por la que se ocuparía de ese niño sería que alguien estuviera pagándole. La supuesta niñera dominaba el cochecito al son de los Rolling, porque llevaba los auriculares puestos y la música surgía a un volumen bastante alto. Hasta que tuvo que pausarla porque le sonó el celular, que atendió. Y mientras el niño nos hacía caras y gracias a los demás pasajeros del ómnibus, ella hablaba en lo que creo que era chino por teléfono. Sólo interrumpió la conversación unos segundos en el momento en que al bebé se le cayó la mamadera que venía sosteniendo entre sus dos manos, al piso de ese ómnibus (que vaya uno a saber cuánta gente ha pisado). Y sí, lo adivinaron bien, la niñera la juntó, se la volvió a poner entre las manos al niño, le hizo un gesto como motivándolo a que la termine rápidamente, y retomó su conversación telefónica.
Y la verdad es que presenciar todo esto me dio pánico… ¿Qué tipo de casting tendrá que hacer una madre para asegurarse que quien cuida a sus hijos los cuidará efectivamente aunque sea un poco?
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