viernes, 7 de mayo de 2010

Chan

Uno se cree que conoce a su familia, que su familia es su familia, esa gente que siempre está ahí cerca, dispuesta a aportar en todo momento su amor, su consuelo, y sobre todo, su opinión. Pues uno se equivoca, porque siempre, en algún punto de la vida, recibe esa invitación al casamiento de la que resulta ser la prima segunda, hija esa tía que todos tenemos, sin saber que teníamos…

2 comentarios:

  1. mientras haya fiesta nos prendemos
    ahora, a velorios de extraños, nones!

    ResponderEliminar
  2. yo no la recibi la invitacion... asi q avisame asi no me pierdo la fiesta... jaja
    lov ya!

    ResponderEliminar