Calzas abajo del jean, dos pares de medias, uno de los cuales de plush, calentadores, botas, remera de material de media can can, remera de manga corta y polera, las tres superpuestas, buzo polar, bufanda tejida, orejeras, campera de abrigo, campera impermeable y guantes…
Digamos que hacía un poco de frío…
Pero yo quería que Pelaya conociera sin falta la catedral de Chartres, así que nos subimos al tren para pasar el día en esa ciudad. Desde la estación hasta la catedral, perdimos sensibilidad en las extremidades. Al entrar a la catedral, sentimos alivio, pensando que adentro íbamos a estar resguardadas. Pero no. A veces, es posible que en el interior haga más frío que en el exterior. La catedral era inmensa, los techos altísimos y los vitrales espectaculares. Una restauración había dejado espléndida la mitad de la catedral, y pudimos escuchar una charla sobre cómo se llevaban a cabo tales trabajos. Bueno, lo esencial de la charla, porque en un momento sentimos que unos segundos más de ese frío y terminábamos como Jack en Titanic…
Así que nos despedimos de la catedral, y entramos en el primer café con calefacción que vimos, para disfrutar de un rico crêpe de Nutella y banana. Con la temperatura corporal parcialmente recuperada, recorrimos brevemente el pueblo, que consiste básicamente en la catedral, una escuela y una estación de tren, y nos volvimos.
lunes, 3 de mayo de 2010
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jajajajaj
ResponderEliminar"no sé si tengo una piedra en el zapato o se me cayó el dedo gordo del pie" ufff frase sacada de aquella sitcom los tuyos y los míos, que el 10 pasaba doblada e igual era genial.
los muchachos quedaron afuera, ten´´ian mucho frío, y dijeron eso.