Yo tengo una duda existencial, desde hace algún tiempo ya…
¿A quién se le ocurre ir a volar con Andrés con un sólo paracaídas ?
miércoles, 19 de mayo de 2010
martes, 18 de mayo de 2010
Trenes
Esta anécdota corresponde a un viaje que con Pelaya hicimos hace bastante tiempo… Creo que incluso fue nuestro primer viaje solas y durante varios días afuera del país.
Y bueno, resulta que en nuestro destino turístico, para conocer también las ciudades cercanas, quisimos tomar un tren. Hoy por hoy, las dos ya hemos tomado infinitos trenes, de todas clases, tipos, velocidades y categorías. Pero en aquel entonces, habiendo crecido en un país de distancias chicas y sin trenes de pasajeros, nuestra cultura ferroviaria se limitaba a referencias en películas o libros. (Estoy tratando de justificarme para lo que van a leer en unas líneas). Salimos a buscar la estación, y como se nos dificultó el proceso de orientación, paramos a preguntarle a alguien dónde se encontraba… El afortunado nos señaló la construcción que estaba justo adelante nuestro. Yo no sé cómo me habría imaginado que serían las estaciones de trenes, pero seguro no era como la que estaba viendo, porque mi respuesta fue :
-« Ah… Y los trenes, ¿dónde están ? »
A lo que la persona respondió, pacientemente, que estaban adentro, y que las vías estaban del otro lado, dirigiéndose a las afueras de la ciudad…
Y de esa manera le regalé a mi Pelaya querida una oportunidad única de burlarse de mí for ever and ever…
Y bueno, resulta que en nuestro destino turístico, para conocer también las ciudades cercanas, quisimos tomar un tren. Hoy por hoy, las dos ya hemos tomado infinitos trenes, de todas clases, tipos, velocidades y categorías. Pero en aquel entonces, habiendo crecido en un país de distancias chicas y sin trenes de pasajeros, nuestra cultura ferroviaria se limitaba a referencias en películas o libros. (Estoy tratando de justificarme para lo que van a leer en unas líneas). Salimos a buscar la estación, y como se nos dificultó el proceso de orientación, paramos a preguntarle a alguien dónde se encontraba… El afortunado nos señaló la construcción que estaba justo adelante nuestro. Yo no sé cómo me habría imaginado que serían las estaciones de trenes, pero seguro no era como la que estaba viendo, porque mi respuesta fue :
-« Ah… Y los trenes, ¿dónde están ? »
A lo que la persona respondió, pacientemente, que estaban adentro, y que las vías estaban del otro lado, dirigiéndose a las afueras de la ciudad…
Y de esa manera le regalé a mi Pelaya querida una oportunidad única de burlarse de mí for ever and ever…
martes, 11 de mayo de 2010
Feliz Navidad
No hay nada como las Fiestas en familia…
Yo creo que mis mejores recuerdos son de las Navidades, los Años Nuevos, los Reyes pasados en familia. Uno de los mejores momentos del año, sin lugar a dudas. Sobre todo si uno tiene una familia como la mía. Divertida, imprevisible, insólita, desquiciada y unida.
La última Navidad, por ejemplo, fue única. Un caluroso día de verano, disfrutando del solcito y las delicias de una completa mesa fría… Comentando la potencia de los fuegos artificiales de la noche anterior, agradeciendo los regalos a todos los papás noeles presentes, toreando a los más chiquitos con que el día de Reyes se cancela… Un día único, rodeada de mis seres más queridos y más cercanos: mis hermanos, mis padres, mis tíos, mis tías, mis primos, el hermano de uno de mis tíos, la novia malhumorada de turno del hermano de uno de mis tíos, los tíos de uno de mis tíos que viven en el extranjero y estaban de visita, y el PELUQUERO de esa tía de uno de mis tíos que vive en el extranjero y estaba de visita.
Leyeron bien.
Pero en mi casa, si se ve llegar a alguien que no se reconoce, el día de Navidad, en pleno festejo familiar, se pregunta discretamente a quien se tiene al lado quién es y frente a la respuesta “El peluquero de la Tía Aquilina”, se debe hacer de cuenta que la situación es totalmente normal.
Yo creo que mis mejores recuerdos son de las Navidades, los Años Nuevos, los Reyes pasados en familia. Uno de los mejores momentos del año, sin lugar a dudas. Sobre todo si uno tiene una familia como la mía. Divertida, imprevisible, insólita, desquiciada y unida.
La última Navidad, por ejemplo, fue única. Un caluroso día de verano, disfrutando del solcito y las delicias de una completa mesa fría… Comentando la potencia de los fuegos artificiales de la noche anterior, agradeciendo los regalos a todos los papás noeles presentes, toreando a los más chiquitos con que el día de Reyes se cancela… Un día único, rodeada de mis seres más queridos y más cercanos: mis hermanos, mis padres, mis tíos, mis tías, mis primos, el hermano de uno de mis tíos, la novia malhumorada de turno del hermano de uno de mis tíos, los tíos de uno de mis tíos que viven en el extranjero y estaban de visita, y el PELUQUERO de esa tía de uno de mis tíos que vive en el extranjero y estaba de visita.
Leyeron bien.
Pero en mi casa, si se ve llegar a alguien que no se reconoce, el día de Navidad, en pleno festejo familiar, se pregunta discretamente a quien se tiene al lado quién es y frente a la respuesta “El peluquero de la Tía Aquilina”, se debe hacer de cuenta que la situación es totalmente normal.
domingo, 9 de mayo de 2010
¿Te acordás de Dorota?
Otra de nuestras conversaciones telefónicas (adivinen con quién) :
-“Ah, y no sabés lo que me olvidé de contarte… Dorota se muda acá, a dos cuadras… ¿Te acordás de Dorota? Éramos muy amigas de jóvenes, cuando ustedes eran chiquitos la veíamos seguido, ahora hace unos años que nos vemos menos, pero yo la verdad que guardo un muy buen recuerdo, éramos tan amigas… Y es una alegría, porque teniéndola acá, a una cuadra nomás, puede pasar por casa cuando quiera, nos podemos empezar a juntar de nuevo… Ya les conté a tus tías, y ellas se acuerdan perfecto… Además no sabés qué gracioso, parece que la inmobiliaria que le vendió la casa es de Pichicha, ¿te acordás? Bueno, no, qué te vas a acordar, era una vecina nuestra de la juventud. Y parece que a Dorota lo que más le gustaba de la casa era que iba a estar cerca de mí… Tiene razón, te imaginás, después de tanto tiempo estar a media cuadra nomás… Nos vamos a ver más seguido."
¿Alguien entendió a cuánto queda la casa de Dorota?
-“Ah, y no sabés lo que me olvidé de contarte… Dorota se muda acá, a dos cuadras… ¿Te acordás de Dorota? Éramos muy amigas de jóvenes, cuando ustedes eran chiquitos la veíamos seguido, ahora hace unos años que nos vemos menos, pero yo la verdad que guardo un muy buen recuerdo, éramos tan amigas… Y es una alegría, porque teniéndola acá, a una cuadra nomás, puede pasar por casa cuando quiera, nos podemos empezar a juntar de nuevo… Ya les conté a tus tías, y ellas se acuerdan perfecto… Además no sabés qué gracioso, parece que la inmobiliaria que le vendió la casa es de Pichicha, ¿te acordás? Bueno, no, qué te vas a acordar, era una vecina nuestra de la juventud. Y parece que a Dorota lo que más le gustaba de la casa era que iba a estar cerca de mí… Tiene razón, te imaginás, después de tanto tiempo estar a media cuadra nomás… Nos vamos a ver más seguido."
¿Alguien entendió a cuánto queda la casa de Dorota?
sábado, 8 de mayo de 2010
Wtf
Mi madre tiene una respuesta para todo. El único problema es que, claro está, esas respuestas suelen irritarme. Por ejemplo, si yo estoy histérica porque tengo tres trabajos que entregar en dos días, y al tercero, un examen de una materia de la que no entiendo ni el título, y por supuesto no me da el tiempo, incluso limitando mi sueño a unas pobres horitas por día, su solución es:
-“Andá a dar una vuelta, recorré un poco el barrio, andáte hasta la Virgen y rezále y después andá a dormir que mañana vas a amanecer más tranquila”
Sí, más tranquila seguro, pero con la certeza de tener cero en cuatro materias ¡!
-“Andá a dar una vuelta, recorré un poco el barrio, andáte hasta la Virgen y rezále y después andá a dormir que mañana vas a amanecer más tranquila”
Sí, más tranquila seguro, pero con la certeza de tener cero en cuatro materias ¡!
viernes, 7 de mayo de 2010
Chan
Uno se cree que conoce a su familia, que su familia es su familia, esa gente que siempre está ahí cerca, dispuesta a aportar en todo momento su amor, su consuelo, y sobre todo, su opinión. Pues uno se equivoca, porque siempre, en algún punto de la vida, recibe esa invitación al casamiento de la que resulta ser la prima segunda, hija esa tía que todos tenemos, sin saber que teníamos…
lunes, 3 de mayo de 2010
Bleu de Chartres
Calzas abajo del jean, dos pares de medias, uno de los cuales de plush, calentadores, botas, remera de material de media can can, remera de manga corta y polera, las tres superpuestas, buzo polar, bufanda tejida, orejeras, campera de abrigo, campera impermeable y guantes…
Digamos que hacía un poco de frío…
Pero yo quería que Pelaya conociera sin falta la catedral de Chartres, así que nos subimos al tren para pasar el día en esa ciudad. Desde la estación hasta la catedral, perdimos sensibilidad en las extremidades. Al entrar a la catedral, sentimos alivio, pensando que adentro íbamos a estar resguardadas. Pero no. A veces, es posible que en el interior haga más frío que en el exterior. La catedral era inmensa, los techos altísimos y los vitrales espectaculares. Una restauración había dejado espléndida la mitad de la catedral, y pudimos escuchar una charla sobre cómo se llevaban a cabo tales trabajos. Bueno, lo esencial de la charla, porque en un momento sentimos que unos segundos más de ese frío y terminábamos como Jack en Titanic…
Así que nos despedimos de la catedral, y entramos en el primer café con calefacción que vimos, para disfrutar de un rico crêpe de Nutella y banana. Con la temperatura corporal parcialmente recuperada, recorrimos brevemente el pueblo, que consiste básicamente en la catedral, una escuela y una estación de tren, y nos volvimos.
Digamos que hacía un poco de frío…
Pero yo quería que Pelaya conociera sin falta la catedral de Chartres, así que nos subimos al tren para pasar el día en esa ciudad. Desde la estación hasta la catedral, perdimos sensibilidad en las extremidades. Al entrar a la catedral, sentimos alivio, pensando que adentro íbamos a estar resguardadas. Pero no. A veces, es posible que en el interior haga más frío que en el exterior. La catedral era inmensa, los techos altísimos y los vitrales espectaculares. Una restauración había dejado espléndida la mitad de la catedral, y pudimos escuchar una charla sobre cómo se llevaban a cabo tales trabajos. Bueno, lo esencial de la charla, porque en un momento sentimos que unos segundos más de ese frío y terminábamos como Jack en Titanic…
Así que nos despedimos de la catedral, y entramos en el primer café con calefacción que vimos, para disfrutar de un rico crêpe de Nutella y banana. Con la temperatura corporal parcialmente recuperada, recorrimos brevemente el pueblo, que consiste básicamente en la catedral, una escuela y una estación de tren, y nos volvimos.
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