Y si cuando llegamos a la ciudad de Luxemburgo, tras recorrer todos los museos, monumentos, instituciones internacionales, construcciones históricas y castillos de interés, descubrimos que casualmente la tumba de Patton está en el cementerio americano de Luxemburgo, ella se da cuenta exactamente por lo que la voy a hacer pasar.
Claro está que para nosotras, ver el mármol que indica dónde descansa el General desde hace tantos años, no es de gran interés, pero el hecho de poder mandarle una foto de eso a nuestro primito, para mí es impagable.
Y lo que a mi me gusta de Pelaya, es que por más que en la oficina de turismo nos digan que en pleno invierno no hay transporte para llegar hasta el cementerio porque la nieve tapa las calles, que los ómnibus dejan de circular, que los horarios de invierno del cementerio no los conoce nadie porque no son publicados, que el cementerio está muy alejado y es imposible llegar a pie, sobre todo porque habría que caminar al borde de la autopista y pegadito al acantilado, con varios grados bajo cero, lloviznando, y con nieve hasta los tobillos, si yo digo que quiero probar hacer el camino a pie, ella me sigue.
Y si a la vuelta, en el tren, nos tenemos que sacar las medias y los championes, porque ambos están ensopados por la nieve que se iba derritiendo, para descubrir nuestros pies morados, y si se nos acaban los pañuelos descartables a fuerza de sonarnos y sonarnos, y si tenemos los ojos llorosos de la helada y la nariz roja de payaso, ella sigue siguiédome…
Y es incluso capaz de contarle al mundo lo lindo que es Luxemburgo.
jajja q cra la pelaya! igual creo q la historia del tren estuvo mejor... sobretodo porque no era pelaya la q tenia los pies ensopados por usar all star en la nieve jajja (lo mejor fue el cambio de asientos)
ResponderEliminareso sera objeto de otro post...
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