sábado, 19 de junio de 2010

Caicai

Yo no lloro.
Cuando descubrimos que nuestra casa había sido desvalijada, no lloré.
Cuando terminé la facultad y cerré esa etapa de estudiante, no lloré.
Cuando me despedí de mi hermana después de pasar juntas un mes increíble, no lloré.
Cuando dejé a mi ahijado en el aeropuerto sin saber cuándo lo volvería a ver, no lloré.
Cuando me enteré que mi primo estaba internado, no lloré.

Pero la caicai no entraba en la valija. Y yo sabía que no podría aguantar tres meses sin ella. Así que no tuve más remedio que cortarle una esquina para traerla conmigo.
Y cuando tuve que cortar la caicai, mi caicai compañera de 20 años, mi relación estable, mi ventana a la infancia más feliz del mundo, el objeto de mi afecto que tantas burlas me valió y tan reiteradas…
Cuando tuve que cortar mi caicai, ahí sí, lloré.

2 comentarios:

  1. cortaste la caicai?
    yo te di permiso para q la llevaras...

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  2. I know, pero es que era imposible, la mitad de la valija estaba dedicada a la caicai... Onda, para dejar la caicai tenia que sacar mucha mucha mucha ropa, y bueno por tres meses tampoco me iba a quedar en bolas... sobre todo que sabia que aca no iba a poder comprar nada por los precios...Pero no sabés qué mal que estoy durmiendo, la re extrano...

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