sábado, 27 de marzo de 2010

Hornallas

Una cosa que odio de las hornallas eléctricas a la antigua es esa manía que tienen de tomarme el pelo... ¿¡Cómo es posible que cada vez que prendo una, y pongo una cacerola o un sartén, y espero, espero, espero a que se cocine, podría esperar horas nomás que nunca se haría porque la que está prendida es la otra?!

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